jueves, 13 de noviembre de 2014

Alumno:victima, agresor, observador

Víctima

 Las víctimas pasivas tienen una situación social de aislamiento, con frecuencia no tienen un solo amigo entre sus compañeros y presentan dificultad de comunicación y suelen tener baja popularidad. Muestran una conducta muy pasiva, tienen miedo ante la violencia y vulnerabilidad, ansiedad, inseguridad y baja autoestima. Poseen tendencia a culpabilizarse de su situación y negarla por ser vergonzosa. Tienden a refugiarse en los adultos y esto se debe a la sobre protección que tienen por parte de su familia.
 
Las víctimas activas cuya situación social de aislamiento e impopularidad, presentan una tendencia impulsiva a actuar sin elegir la conducta más adecuada a cada situación. Suelen emplear conductas agresivas, irritantes, provocadoras. A veces, las víctimas activas mezclan este papel con el de agresores, son víctimas y a la vez agresores. Tienen un rendimiento académico peor que el de las pasivas. Varios estudios demuestran que las activas parecen haber tenido, un trato familiar más hostil, abusivo y coercitivo que otros escolares, esta situación es más habitual encontrarla entre chicos que chicas. Con frecuencia, podemos encontrarnos en este tipo de victimas con escolares hiperactivos.

                                                                                                              
Agresor

El o los agresores son estudiantes que disponen de mayor poder (por su tamaño, fuerza física, estatus en el grupo, edad u origen, entre otros) y son proclives a la agresión. No reconocen a sus víctimas como iguales. Mientras esté respaldado, continuará su comportamiento agresivo.

                                                                                                        El alumno observador

Esas personas desean «ponerse del lado» del agresor porque eso las hace sentirse fuertes. De otra manera ponerse del lado de la víctima las haría sentirse débiles.
 
- Se divierten con las agresiones.
- No creen que protestar pueda ayudar.
- Temen que si dicen algo, el agresor se iría contra ellos.
- Sienten que están sacando de sí sus frustraciones al lastimar a alguien aunque ellos mismos no estén lastimando a la víctima sino mirando cómo la lastiman.

Los cómplices y observadores pasivos se esconden en un caparazón de temor. Si no se educa esta actitud y carencia de habilidades ante la presión del grupo, se podría generar en ellos mucha actitud egoísta, insensibilidad ante la injusticia y ante el dolor ajeno e incapacidad de pedir ayuda cuando ellos la necesitan. 
                                                                                                                                                               


Carlos Daniel Chavez Martinez   1"D"



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