Evolución de los casos de acoso
escolar.
El objetivo de la práctica del acoso escolar es intimidar, apocar,
reducir, someter, aplanar, amedrentar y consumir, emocional e intelectualmente,
a la víctima, con vistas a obtener algún resultado favorable para quienes
acosan o satisfacer una necesidad imperiosa de dominar, someter, agredir, y
destruir a los demás que pueden presentar los acosadores como un patrón
predominante de relación social con los demás.
En ocasiones, el niño que desarrolla conductas de hostigamiento hacia
otros busca, mediante el método de «ensayo-error», obtener el reconocimiento y
la atención de los demás, de los que carece, llegando a aprender un modelo de
relación basado en la exclusión y el menosprecio de otros.
Con mucha frecuencia el niño o niña que acosa a otro compañero suele
estar rodeado muy rápidamente de una banda o grupo de acosadores que se suman
de manera unánime y gregaria al comportamiento de hostigamiento contra la
víctima. Ello es debido a la falta de una autoridad exterior (por ejemplo, un
profesor, un familiar, etc.) que imponga límites a este tipo de conductas,
proyectando el acosador principal una imagen de líder sobre el resto de sus
iguales seguidores.
A menudo la violencia encuentra una forma de canalizarse social mente,
materializándose en un mecanismo conocido de regulación de grupos en crisis: el
mecanismo del chivo expiatorio. Destruir al que no es seguidor, al que se
resiste, al diferente, al que sobresale académica mente, al imbuido de férreos
principios morales, etc.
EDUARDO MONTALVO BELLO 1 ‘’D’’
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