El agresor: características psicológicas y entorno familiar.
Aunque el
acosador escolar no tiene por qué padecer ninguna enfermedad mental o trastorno
de la personalidad grave, presenta normalmente algún tipo de psicopatología.
Fundamentalmente, presenta ausencia de empatía y algún tipo de distorsión
cognitiva.
La carencia de empatía explica su incapacidad para ponerse en el lugar del
acosado y ser insensible al sufrimiento de este.
La presencia de distorsiones cognitivas tienen que ver con el hecho de que su
interpretación de la realidad suele eludir la evidencia de los hechos y suele
comportar una delegación de responsabilidades en otras personas. Así,
normalmente responsabiliza de su acción acosadora a la víctima, que le habría
molestado o desafiado previamente, con lo que no refleja ningún tipo de
remordimiento respecto de su conducta (los datos indican que, aproximadamente,
un 70% de los acosadores responden a este perfil).
La psicología actual, por otra parte, identifica en los acosadores escolares la
existencia probable de una educación familiar permisiva que les puede haber
llevado a no interiorizar suficientemente bien el principio de realidad: los
derechos de uno deben armonizarse con los de los demás. La consecuencia es la
dificultad para ponerse en el lugar del otro por una carencia de altruismo
vinculada a anego que crece a costa de los demás, meros instrumentos a su
servicio, y que tiene un umbral de frustración muy bajo. Algunos autores
denominan a este tipo de niño como niño tirano.
PERSONALES:
Un niño que actúa de manera agresiva:
·
Sufre
intimidaciones o algún tipo de abuso en la escuela o en la familia.
·
Adquiere
esta conducta cuando es frecuentemente
humillado por los adultos.
·
Se siente
superior, ya sea porque cuenta con el apoyo de otros atacantes o porque el
acosado es un niño con muy poca capacidad de responder a las agresiones.
1 ‘’D’’ Saúl Alexis Estudillo Palestina
Aunque el acosador escolar no tiene por qué padecer ninguna enfermedad mental o trastorno de la personalidad grave, presenta normalmente algún tipo de psicopatología. Fundamentalmente, presenta ausencia de empatía y algún tipo de distorsión cognitiva.
La carencia de empatía explica su incapacidad para ponerse en el lugar del acosado y ser insensible al sufrimiento de este.
La presencia de distorsiones cognitivas tienen que ver con el hecho de que su interpretación de la realidad suele eludir la evidencia de los hechos y suele comportar una delegación de responsabilidades en otras personas. Así, normalmente responsabiliza de su acción acosadora a la víctima, que le habría molestado o desafiado previamente, con lo que no refleja ningún tipo de remordimiento respecto de su conducta (los datos indican que, aproximadamente, un 70% de los acosadores responden a este perfil).
La psicología actual, por otra parte, identifica en los acosadores escolares la existencia probable de una educación familiar permisiva que les puede haber llevado a no interiorizar suficientemente bien el principio de realidad: los derechos de uno deben armonizarse con los de los demás. La consecuencia es la dificultad para ponerse en el lugar del otro por una carencia de altruismo vinculada a anego que crece a costa de los demás, meros instrumentos a su servicio, y que tiene un umbral de frustración muy bajo. Algunos autores denominan a este tipo de niño como niño tirano.